Hasta hace no mucho, a los consumidores de bebidas sólo les interesaba lo que había dentro de la botella. Pero los tiempos han cambiado. Estrategias como la de Coca-Cola, que puso nombres de personas en sus envases, demuestran que ahora el continente es tan importante (o incluso más) que el contenido.
La última acción revolucionaria de una marca de bebida procede de Asia, una fuente inagotable de ideas disparatadas y a su vez brillantes. Se trata de la compañía coreana de probióticos Yakult, que han dado un giro radical a su sobrio packaging y ha conseguido aumentar así sus ventas.
Lo que han hecho ha sido incluir la ilustración de una cremallera en el plástico que recubre sus botellas. Pero eso no es todo. Si algún curioso se lanza a ‘desnudarla’ quitando esa parte del envoltorio se llevará toda una sorpresa: podrá verla en bañador.
Lo curioso es que la curvatura del envase y el propio color de la bebida, de tono anaranjado,contribuye a generar el efecto óptico de que la botella es un cuerpo humano que lleva puesto un traje de baño (o incluso ropa interior, si alguien quiere ir más allá). Por imaginación que no quede…
La marca ha creado muchos diseños de bañadores, tanto de hombre como de mujer, lo que ha despertado la curiosidad de los compradores por saber qué esconde cada botella. El fenómeno se ha traducido en que muchas personas están compartiendo a través de sus redes sociales los hallazgos que realizan, e incluso están coleccionando toda la gama.
Lo chocante de la historia es que la marca que se ha lanzado a poner en marcha esta estrategia es una bebida probiótica, que no es precisamente algo que se considere muy cool ni con tirón entre los jóvenes. ¿Se estarán tirando del cabello las multinacionales de refrescos por no habérseles ocurrido a ellos antes?