La estrategia iniciada en 2009 estuvo a cargo de Omar Cañizales, quien laboró a nivel gerencial y de dirección en Cervecería Cuahtémoc-Moctezuma y FEMSA.
El experto en ventas y patrocinios con amplia visión mercadológica y poco apego al deporte, ocupó el 8 de mayo de ese año la presidencia de la liga al morir su antecesor Renato Vega, quien fuera también gobernador de Sinaloa.
Tras la muerte de Vega los dueños de los equipos acordaron que la liga debía ser presidida por una persona que supiera más de mercadotecnia que de beisbol con el objetivo de dar paso a la comercialización deportiva
«Estábamos muy obsoletos. Necesitábamos alguien que hiciera una diferencia comercial», dice René Arturo Rodríguez, presidente de los Yaquis, actual campeón de la liga, a la revista Expansió del 24 de mayo de 2013.
Entrevistaron a 20 posibles candidatos. Seleccionaron a cinco finalistas, entre ellos Cañizales, el único que no tenía vínculos con algún equipo de la liga y quien parecía (al menos en papel) ser la persona más alejada del deporte.
Su experiencia como gerente regional de Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma y antes como director de Medios, Patrocinios y Cuentas Nacionales en la embotelladora FEMSA captó la atención de los equipos.
Tras varios estudios de mercado, Omar Cañizales aumentó la exposición mediática de la liga haciendo del deporte un espectáculo. En cuatro años de gestión, los ingresos de la liga se duplicaron y hoy obtiene 82.5 millones de dólares,
Con ello, la LMP dejó atrás a la otra liga profesional de beisbol en México: la Mexicana de Beisbol, en la que juegan los Diablos Rojos, que todavía no genera ganancias. La LMP, junto con la MX de futbol, se convirtió en la única liga deportiva profesional de México con una clara estrategia de negocios.
Cañizales confía en que el beisbol puede convertirse en el deporte más rentable de México. Sobre todo porque cree que el futbol está perdiendo televidentes. «Todo es cíclico. Tenemos todo para llegar a otro nivel»